miércoles, 4 de febrero de 2009

Better than chocolate

Se me pone la mirada gris con todo este espectáculo, manejando trámites a mi voluntad a las espaldas de aquellos que a las mías hablan mal. Únicamente por complacer. Y a modo de huída no puedo mas que encerrarme y pasar las horas frente a mi ordenador.

Mala salida, esto solo me lleva a retorcer las zonas más delicadas de mi mente.

Ellas. Ellas están ahí siempre, aparecen por todos lados. A veces más escondidas, pero siempre me enlazan a través de una red subconsciente a pensar en lo mismo. Y todo se convierte en un círculo vicioso.

Cuanto más entra la noche más me da que pensar. Son las horas de mi vida social. Curiosamente, siempre encuentro a alguna otra alma nocturna que vaga por estos pasillos con ganas de compartir sus pensamientos y de escuchar los míos. Siempre, con manos frías y ojos bien abiertos se cierra el día, quedándome un nudo en la garganta, impaciente de contar algo más. Impaciente de que pase algo más.

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