lunes, 20 de febrero de 2012

Ver cómo el karma se venga de ti

y pensar que si funciona, algún día llegarán muy buenos tiempos.
Que me quiten las espinas, que me las quiten.
O si estoy ciega pido ver la luz.

Que me miren a los ojos
y vean que no hay maldad.

Que me escuchen para que aprenda a escuchar.

Que lo sientan, hasta el punto de entender
que ya está todo perdido y no necesito fingir.

Que me crean tanto como se ve
porque no hay mayor verdad.



jueves, 16 de febrero de 2012

Volver a esto me renueva.

Directa y objetivamente diría que estoy aquí porque es mi lugar secreto, donde puedo hablar a la nada y quedarme satisfecha. Pero ¿por qué me hace feliz esta guarida?

Solo aparezco, diría incluso me refugio, cuando lo que me recorre las venas es más veneno que sangre. ¿Esto? un mero método de vomitar pensamientos tormentosos.

Pero me sana. Me sana más que cualquier cosa. Me alegro de compartir todo con nada.
Unos meses, largos e intensos, unos meses pasan desde que me tiré a una piscina que se ha ido haciendo cada vez más grande. El agua es cristalina y está tranquila, desde el principio me ha gustado quedarme aquí.

Sin embargo, parece inevitable que, en algún momento, me sumerja contra mi voluntad. No me da tiempo a respirar, y me cuesta toda mi energía salir a flote. Como si de repente no supiera nadar, como si llevara piedras en los bolsillos.

No me da miedo. Es más, me da igual, porque en cuanto vuelvo a coger aire, me relajo de nuevo, me quedo flotando, disfrutando. El agua tiene la temperatura perfecta, me acaricia con sus vaivenes. Me da paz.

...Solo espero que en una de estas no me ahogue de verdad.