viernes, 28 de diciembre de 2012

Ahogada con mi propia soga

Vivir al límite me llena y me destroza. Buscar el máximo amor me ha llevado a la máxima ruina, a la desesperación y a la angustia más profunda.

Ahogada con mi propia soga porque no he sabido ver que las cosas no cambian de la noche a la mañana.
Y como una ingenua, el amor me ha cegado, me ha metido en el mayor agujero negro en el que podía caer.

Sin respirar. Quedándome sin fuerza.

Ahogada con mi propia soga porque, lanzada, estúpida, intentando ponerme retos, me he ido colocando estratégicamente esa cuerda de esparto alrededor del cuello, dejando a cualquiera sujetar el extremo. Esa cuerda que, a lo largo del tiempo he sentido cómo irritaba mi piel y me apretaba poco a poco.

Y ahora, donde mis pies no tocan el suelo y me falta el aire, donde veo que ya no puedo hacer más por fuerza propia, ahora, solo me queda cerrar los ojos y esperar que venga un ángel a cortar mi soga y sujetarme en la caída.

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